miércoles, abril 02, 2014
El Capi de Englehart y Buscema
El que probablemente sea el
guionista más significativo del Capitán América, excepción hecha de sus
creadores, y con permiso de Waid y Brubaker (y Lee, claro), inició su
colaboración en el título en el nº153, extendiéndose hasta el 186. Está claro
que tenía voluntad de dejar huella y a fe mia que lo logró.
Aún con una breve carrera
profesional en los cómics, con pocos trabajos en su haber desde pocos meses
antes, el semidebutante Steve Englehart realiza simultaneamente Avengers,
Defenders y Captain América, entre otras, realizando memorables historias,
particularmente en esta última serie.
Y se hace notar ya desde el
comienzo, con la ingeniosa historia del Capitán de los años 50, con la que por
otro lado ajusta la continuidad temporal con el pasado de Marvel al explicar la
existencia de un Capitán América en esos años, además de un comportamiento
acorde con su época (la Guerra Fria),
pero que chirría políticamente en la
América más moderna.
Con la acción desbocada, también
hace que el Capi gane superfuerza, crea el Escuadrón Serpiente, a Fénix, el
hijo del Barón Zemo, modifica el origen del Halcón y muchas otras cosas.
Pero sin duda por la saga que más
será recordado es la del Imperio Secreto, en la que la colección toma un rumbo
inesperado. El Capitán América desenmascara una conspiración dirigida por su
propio gobierno, lo que le lleva a replantearse su propia identidad, adoptando
la del apátrida Nómada. Steve Rogers no se cuestiona la validez de sus ideales
y, animado por sus amigos, continua luchando por ellos, pero en este punto cree
que no puede identificarse con la bandera de un pais cuyos dirigentes políticos
han actuado de esa manera. Después comprenderá que el ideal (la bandera) no
depende de los políticos, sino de las personas. Cráneo Rojo se encargará de
hacerle volver a tomar su papel, al asesinar sin vacilar al muchacho que creyó poder
adoptar la identidad del Capi, Roscoe, en una escena de inusitada crudeza para
la época.
Hay que señalar que en el comienzo y buena parte de esta saga está
acreditado como co-escritor Mike
Friedrich, guionista de numerosos titulos tanto en Marvel
El menor de los hermanos Buscema
es Silvio “Sal” Buscema, posiblemente uno de los dibujantes más laboriosos y
cariñosamente recordados del Capitán América, tal vez por asociarle
intuitivamente con la brillante etapa de Steve Engelhart, aunque no coincidiesen
exactamente en sus respectivos periodos. De hecho, Sal dibujó al Capi en dos etapas
más o menos largas, además de otros episodios aislados.
En el primero, del 146 al 181 y
188 (menos el 164), vemos un dibujante sobrio, eficaz, fiable, con anatomía
algo tosca y estática, recursos algo limitados pero con gran sentido de la
narración gráfica.
Dibuja un poderoso Halcón, que me
gusta más que su Capitán, más rígido y masivo. El trazo es más básico, más
elemental que Romita, por ejemplo, por mencionar solo a su antecesor. Destaca
en los ambientes urbanos y las numerosas peleas callejeras. En los últimos
episodios nos deleita a menudo con splash pages de este tipo. Suyos son los
diseños de Nómada y del Arquero Dorado, así como Piedra Lunar y otros.
El segundo periodo comprende del
nº 218 al 237 (excepto el 224) más una propina tardía con los 284 y 285
(episodios de relleno para dar tregua a Zeck). A menudo comparte lápices con
Mike Espósito o Don Perlin (con algo llamado“acabados”), con lo que se resiente
el resultado.
Tras la marcha de Kirby en el nº
214 se produce un pequeño baile de guionistas y dibujantes, hasta que Sal se
ocupa de los lápices en el 218 y Roger McKenzie del guión a partir del 227. El
Ameridroide, Animus o los Super Agentes de Shield pasan por estas páginas, y el
222 será el último número que lleve el nombre del Halcón en portada, presente
desde el 134.
Sal Buscema siempre ha destacado
por su capacidad de trabajo y si bien fue bastante menospreciado al principio,
finalmente se han reconocido los méritos de su larga y fructífera carrera.
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